Washington.- El 29 de mayo de 2025, Elon Musk anunció su salida del cargo de asesor del Gobierno de EE.UU., un movimiento que refleja su creciente descontento con la administración de Donald Trump.
Musk, quien había sido un aliado incondicional del presidente, expresó su «decepción» con el plan fiscal de Trump, lo que marcó un punto de inflexión en su relación. Durante su mandato, Musk lideró el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), creado para reducir el gasto innecesario en el Gobierno federal.
En un mensaje publicado en su red social, X, Musk agradeció a Trump por la oportunidad de servir como Empleado Especial del Gobierno, destacando el carácter temporal de su asesoría. Sin embargo, su salida anticipada, antes del 4 de julio de 2026, fecha prevista para el fin de su mandato, sugiere tensiones subyacentes.
Musk había sido un donante clave durante la campaña presidencial de 2024, apoyando a Trump en mítines y eventos de recaudación de fondos.
La participación de Musk en la política no solo afectó su relación con Trump, sino también la popularidad de sus empresas. Tesla experimentó una caída del 71% en sus ganancias en el primer trimestre de 2025, en parte debido a las protestas y críticas hacia sus vehículos.
Además, Musk expresó su frustración con la burocracia federal, calificándola de «peor de lo que pensaba». Sus críticas al megaproyecto fiscal de Trump, que según él «socava» sus esfuerzos por reducir el despilfarro, fueron un preludio de su partida.
El liderazgo de DOGE queda ahora en un limbo, y la salida de Musk parece marcar un retroceso en su participación política. En el Foro Económico de Catar, Musk declaró:
«Hice lo que tenía que hacerse» y anunció que reduciría su gasto político en el futuro. Este cambio de rumbo podría tener implicaciones significativas para la administración de Trump y el futuro de las políticas de eficiencia gubernamental.



