Tenemos derecho al uso de las tecnologías, pero cada vez somos más vulnerables ante la desprotección de nuestros datos personales.

Prácticamente andamos desnudos sin percatamos. A veces, otros saben lo nuestro más que nosotros mismos.
Estamos enjaulados en las plataformas digitales, las llamadas redes sociales. En la mayoría de personas existe una dependencia casi absoluta. La humanidad es esclava de ellas.
Fácilmente construyen un avatar que, sin darnos cuenta, destruye nuestra vida.
Por lo regular, empieza con la manipulación de un solo individuo, luego de otro; al final nos manipulan fantasmas.
Tenemos inseguridad en las conversaciones íntimas de cualquier índole, hasta en nuestras transacciones financieras; sujetos a caer víctimas del robo, el chantaje y el soborno.
Todo amparado en la «libertad de expresión».
Es una pendiente cada vez más peligrosa.
Alguna ley debe ampararnos ante tantas barbaridades.
¡Es mi criterio!
Autor Menoscal Reynoso